lunes, 8 de diciembre de 2008

La odisea de comprar un jean

Para cualquier mujer "ir de shopping" es un momento único e inigualable. Si se tiene dinero para comprar, mejor. Sino, el solo acto de probarse ropa y ver cómo queda en su cuerpo ya es gratificante. Para las mujeres culonas también es un momento único e inigualable: es lo peor que nos puede pasar en el mundo.
Una tarea difícil para una culona es comprarse un pantalón. Pero una tarea que es casi imposible, es comprarse un jean.
La culona va a los locales y le dice a la vendedora:
-Hola, cómo estás? Estoy buscando un jean como para mí que no sea elastizado, ni chupin. Que sea ancho más bien. Pero por favor, que sea jean común. No elastizado. (Se pone énfasis en que no sea elastizado).
La vendedora hace un gesto afirmativo con la cabeza mientras sonríe amablemente.
A los pocos segundos trae dos o tres pantalones para que la culona se pruebe.
La culona entra al vestidor mientras piensa: no me voy a ir. Me voy a quedar y me voy a probar los pantalones. Sé que alguno tiene que entrarme.
La culona empieza a mirar uno por uno los jeans que la simpática vendedora le entregó. Mira el primero y piensa que por ese pantalón no le pasa ni el gemelo. Pero piensa que tal vez está teniendo una mirada negativa y hace el intento de ponerselo. Primero pasa una de las piernas. Ya cuesta meter la pierna por esa piernita que ofrece el pantalón que la salame de la vendedora creyó que iba a entrarle. Trata de meter la otra pierna y se da cuenta de que le falta medio metro de tela para que ese jean suba al menos hasta calzar bien y que necesitaría otro medio metro más para poder abrocharlo. En el momento en que la culona ya comienza a transpirar porque el pantalón no sube y ahora tampoco baja, el cambiador se hace cada vez más pequeño y caluroso. La culona comienza a saltar en una pierna para poder arrancarse ese pedazo de tela diminuta que no quiere separase de su cuerpo, la vendedora corre un poco la cortina y dice: cómo fue el jean, linda? Cuando se da cuenta de que el jean "no va" dice: querés que te traiga un tallecito más grande?.
La culona está decidida a llevarse un pantalón. Le tomó mucho tiempo tomar la decisión de ir a comprarse uno. Ya está allí. No puede irse. Necesita un pantalón. El jean que consiguió hace dos años pende de una hilacha y ya no fabrican más ese corte. Porque la moda cambia todos los años pero resulta que nunca cambia para las culonas.
La culona junta valor y le responde: sí, por favor. Traeme otro más grande.
La vendedora llega con dos jeans más grandes. Estos pasan fácilmente. Pero el problema es que la culona no es necesariamente panzona. Esta culona tiene cintura pequeña, cola grande y piernas fuertes. El pantalón que le trajo la vendedora le queda enorme de cintura y grande de cola y de piernas. Parece un payaso a punto de salir a escena.
-Y? Cómo fue ese? - dice entre mascada y mascada de chicle la oxigenada vendedora de cejas fatalmente depiladas con piernitas de tero y culito de pollo desnutrido.
La culona corre la cortina y le muestra.
-Ah! Ese va bien, no?- dice la muy imbécil
-Te parece que me queda bien?-
-Bueno, lo podés tomar de acá, de acá y de allá y después los cortás...te queda!
-Si voy a hacer todo eso, me los mando a hacer por una modista.
-A ver... esperá...
Y este es el momento en que la culona se da cuenta de que la rubia teñida, mamarracho que a penas puede hablar hace lo peor que le puede hacer a una culona.
-Te traje éste. Fijáte cómo te queda.
La culona se pone el jean ELASTIZADO que le trae la marmota.
-Disculpame-dice la culona sin perder la amabilidad - Este pantalón es elastizado.
-No, no es elastizado, es una tela que es a penas elastizada.
-Te agradezco mucho. No es lo que estoy buscando.
La culona se va tratando de no escupir, rasguñar ni pegar. Sólo se despide como si no hubiera rencores.
Para la culona cada uno de los locales a los que entre se repetirán diálogos y escenas similares. A veces encuentra un pantalón que le queda bastante bien. Quizás, al final del recorrido acepte que la tela sea un poquitito elastizada. Pero rara vez ocurre que encuentre ese pantalón soñado. Ese jean de calce perfecto al que no haya que "tomarlo" de ningún lado ni hacerle ninguna "pincita".
Si la culona no encuentra ningún pantalón opta por comprarse unas lindas remerita que ira variando con el único pantalón decente que le queda.

domingo, 7 de diciembre de 2008

La niña culona

Nací en abril de 1977. Llegué mostrando las nalgas en un parto natural y sin ninguna complicación. Podría decir que mi nacimiento fue casi como un preludio de lo que sería mi vida ya que los problemas y las dificultades llegarían más tarde.
Al principio no había problemas con los pañales. Eran de tela, se moldeaban a mi cuerpo, el chiripá se ajustaba de acuerdo a mis necesidades. El problema fue cuando ingresé al jardín de infantes, era época de polleritas tableadas y zapatitos "Guillermina". Ya en el pre escolar comenzaba a aflorar la "niña culona". Mi mamá debía descoser las tablas de la pollera para que no se levantara con las prominentes nalguitas. Pero ese era sólo el comienzo.