sábado, 20 de marzo de 2010

¿Qué pasa con el amor?


Hay una epidemia de desamor en la ciudad. El desamor es peor que no querer, peor que no amar. El desamor es haber amado a alguien y dejar de hacerlo. No importa si son dos personas que se han amado durante casi toda una vida. No importa la historia que hayan tenido juntos. No importan los planes que hayan hecho. De pronto el desamor irrumpió en sus vidas y todo terminó.
En estas últimas dos semanas me cansé de escuchar historias de desamor. Mi mejor amiga dejó de amar al hombre con el que estuvo 17 años. Una compañera ya no quiere a su marido con el que lleva casada 6 años y como éstas, dos o tres historias similares. No me gusta la palabra desamor, casi diría que hiere cada vez que la nombro o escribo. El desamor me da miedo. Me quita la fé, me llena de tristeza.
Toda mi vida, como buena culona, me han gustado las historias de amor. Creo en el amor y en una vida al lado de la misma persona para siempre. Pero a medida que van pasando los años, hasta las parejas más sólidas que conozco se separan. ¿Qué anda pasando? ¿Será una epidemia? No me quiero contagiar...

jueves, 25 de febrero de 2010

Consejos para Culonas deprimidas


Hay días en que las mujeres nos deprimimos. Indefectiblemente nos deprimimos o nos sentimos tristes. La mayoría de las veces, a ese estado, le sumamos un poco de nostalgia, recuerdos de la adolescencia, una pizca de duda sobre nuestro presente y una cucharadita de temor sobre el futuro. Si a eso, además, se le agrega la condición de "culona", entonces, es una depresión absoluta.

Ahora, si a una mujer común ese estado le afecta, a una "Culona", indefectiblemente la destroza. Inmediatamente busca algo dulce para aplacar ese estado tremendo y una película bien triste para poder canalizar ese sentimiento y llorar sin parar hasta dormirse.

Pero las Culonas no deben encerrarse, ni comer hasta reventar ni dormir hasta que duela. La Culona debe levantarse, ponerse un jean que le quede bien (o usar el elastizado de emergencia) y salir a la calle a ser piropeada.


¿Quién piropearía a una culona? Todos. Y si ese día todos es ninguno, entonces, deberá acudir a sitios en donde estén los hombres a los que nunca una Culona les pase inadvertidos. A la mayoría de los hombres les gustan las mujeres culonas. Aunque muchas veces no se hagan cargo, ellos adoran la carne, les encanta agarrar, morder, tocar...


Las mujeres culonas debemos explotar esa condición y aprovechar los beneficios que acarrea.
Pero volvamos al modo "Culona deprimida". Después de calzarse los jeans comunes, que tanto le costó encontrar, o los elastizados de emergencia, que jamás deben faltar en el armario de la culona, deberá salir a la calle a menear con entusiasmo. Si la mayoría de los hombres están distraídos, entonces la Culona deberá ir a lugares cercanos a trenes, puentes, obras en construcción, terminal de ómnibus, comisarías o Ceamse. Nunca faltará el obrero gentil que nos lance un halago (ojo, a veces pueden ser un poco fuertes), el recolector de basura que alargue su silbido, el colectivero que haga sonar su bocina escandalosa o un policía que prenda su sirena aunque no haya ningún siniestro. Repito: obrero, policía, recolector de basura, colectivero y afines. Esos nunca fallan.


Así que, mi querida Culona, a no dejarse bajonear por nada y a recordar siempre que una buena caminata con pantalones ajustados puede ser un gran remedio contra la depresión.